viernes, 5 de octubre de 2012

LA DANZA EN LA EDUCACION



El movimiento está presente en el hombre desde su estado embrionario, la forma esférica fetal en los primeros meses de vida, conquistando la posición extendida. Inicia en su pequeño mundo una tímida exploración de los estímulos externos, flujo sedentario que obliga al entrenamiento del aparato neuro-musculas, es la lucha de su peso para ganar la motricidad de sus articulaciones.

Preliminarmente se recrea al infante con sus miembros superiores e inferiores, iniciándose así la toma de conciencia del movimiento, para posteriormente descubrir y entender que estos pueden ser  sostenidos o súbitos, vigorosos o leves.
Su movilidad primaria se desarrolla naturalmente por medio del juego y se perfecciona posteriormente en la experiencia dancística. Pero a nuestros niños y jóvenes solo se les familiariza de cierta formación la música, donde los instrumentos musicales son un motivo para experimentar, pero como su desarrollo psico-motriz es aun fundamental  es despojado del goce refrescante de la danza. En los (5) años básicos de la escuela siempre se la impone una cátedra de música, obteniendo contacto con sonidos y símbolos, mas no reciben talleres de danza. Permitiendo en esta edad la evolución equilibrada en los esfuerzos intelectuales y activo, de modo que el niño progrese física, mental y emocionalmente.

En niveles superiores la educación es más compleja, por ejemplo la educación física (área que tiene en sus contenidos a la danza), esta mas dedicada al deporte que a la rítmica, desaprovechando la oportunidad de formar el cuerpo, educarlo y desarrollar destrezas para la práctica de la danza, privando al  joven de darle formas adecuadas a su cuerpo, adquirir seguridad emocional, y afianzar sus relaciones interpersonales.

El maestro debe propiciar en sus educarnos  la vivienda de los factores del movimiento, ayudándolos a descubrir su ritmo interno, el cual está presente en todas las instancias de la vida, a explorar y disfrutar las posibilidades creativas de la música, que al fusionarse con el cuerpo enriquece la totalidad del ser.

La danza no debe ser apéndice del sistema educativo, sino un aspecto integrado a las materias que componen mancomunadamente durante todas las etapas de la vida, la formación del ser humano para así lograr su mayor realización física y espiritual.

La vida es una constante danza, pues ella es el movimiento con el cual sentimos la imperiosa necesidad de comunicarnos, creando un lenguaje corporal, posibilitando crear, innovar, descubrir otras variaciones  del movimiento en la comunicación y en la relación con el entorno.

LA DANZA FOLCLORICA POPULAR
En nuestro país se han olvidado las técnicas populares de la danza indo-americana, prosiguiéndose con el trabajo empírico, por lo cual el instructor de la danza, es comúnmente un repetidor de su maestro. Es importante reconocerles a estos últimos la apertura del espacio para el trabajo de la danza folclórica, obteniendo aciertos y desaciertos, pero a parte de estos éxitos o fracasos, se les debe destacar el ser pioneros en la búsqueda del camino para el cada vez más comprometido análisis de nuestra cultura.

Escasos grupos o personas han desarrollado un estudio sistemático y profundo de la danza folclórica y popular, teniendo entre sus propósitos trabajar experimentalmente en la búsqueda de nuevas formas de expresión, explorando de otras posibilidades de comunicación por medio del movimiento, para comprender el idioma de su corporalidad. Esto quiere decir que la mayoría de los grupos folclóricos pocas veces cuestionan las danzas motivo de su quehacer, para saber si son arqueológicas, están en vías de extinción o se encuentran vigentes. Desconocen la función que esta cumple,  su afán y único anhelo, como es de sus maestros, es descubrir la danza más antigua y desempeñar sus orígenes, olvidando la creatividad de nuestro pueblo, lo cual es dinámica y según sus necesidades día a día va dando nuevos aportes.

LA DANZA ACADEMICA
En los centros de enseñanza de danza académica se ha encontrado que la cultura occidental es copiada en sus movimientos, desdibujando nuestra identidad corporal. Que la danza occidental es importada con una connotación colonialista, donde es más importante la técnica que al análisis, vendida por los monopolios de difusión, cerrando los espacios a la danza folclórica y tradicional.

Se ha dicho repetidas veces que la danza clásica no corresponde a  nuestra corporalidad, ni pertenece a nuestra realidad histórica y la técnica de la danza moderna o contemporánea son un compendio de movimientos foráneos, tradicionales o populares.

La academia artística es el negocio de moda, muchas carecen de pensum académico, maestros idóneos, espacios adecuados, aprobación oficial. Donde una expresión danzada no puede ser sistematizada, analizada o comunicada si quiera a través de una grafía. Esta carencia de verdaderas escuelas de formación han hecho que el nivel de la danza folclórica se haya demeritado.

Por fortuna se está despertando en la actualidad una conciencia nueva, respecto al trabajo de los aspectos teórico - práctico de la danza, pues no se puede seguir permitiendo que se vea esta como un apéndice de la música o simplemente como una manifestación de poca importancia que sentimentalmente despierta la música. Esa nueva forma nos permite obtener un concepto diferente, una gran comprensión y un conocimiento con profundidad ya que el empirismo no permite ver más allá de su externa quedando la fantasía, la imaginación y el pensamiento cegados ante nuevas formas de creación. la academia debe ser también un centro de investigación, que nos permita rebosar los fenómenos y no quedarnos en la contemplación.

En su producción artística la academia debe pender por una proyección más dinámica y estructura de la danza tradicional, en la cual haya una afinidad y coincidencia  con la temática del hecho folclórico, pero que no se confunda con él, pues, se advierte que son reelaboraciones que procuran interpretar lo más fielmente el estilo tradicional.

No se trata de reproducir el hecho danzario como se da  en su ambiente natural, sino de concebir nuevas propuestas, para mostrarle  a un público pasivo, un espectáculo que en un tiempo y espacio determinado le brinda lo más característico de la danza tradicional de una forma agradable y fácil de asimilar.


ANTONIO TAPIAS LONDOÑO

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